jueves, 24 de diciembre de 2015

Y la música dejó de sonar..

A menudo doy gracias a Dios, porqué aunque nos refiramos en femenino, ella no sea un persona. (tiene más gracia, ya verán).


Ella es, con la que me levanto y me ducho. Con la que me tomo el primer café y la que me acompaña, a clase o al trabajo, al parque o al otro lado del mundo. Con Ella trabajo, estudio y me entretengo. Con Ella, me encuentro en el metro, en anuncios, en calles concurridas o esquinas recónditas de cualquier ciudad que se precie. Con Ella me acuesto sin que eso a nadie moleste, ya que Ella es la amante permitida.
Pretende ser a la vez hermosa y a la vez horrible pero nunca susceptible. Ella puede ser inspiradora, romántica o cursi, puede ser alegre o triste, agresiva o tenue, habladora o lirica, incluso a veces puede ser viciosa, pero siempre su gusto por ella será personal.


La RAE define la música como la sucesión de sonidos modulados para recrear el oído. Aunque Platón dijese que: “La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo.”

Por ello, a día de hoy, endurecemos el alma en todo momento teniendo acceso a todo tipo de géneros sean de la época que sean. Desde los cantos gregorianos, a las baladas de Chopin y las obras maestras de Mozart. De los ensayos de Liszt a los conciertos de Tchaikovski, pasando por el swing, el rock, el funk, el reggae y el disco, el jazz y el blues, del flamenco a la polka, de pasodoble a las marchas, de la nana al réquiem. Porque los tiempos pasan, y con ellos, cambian las modas y las maneras de bailar de vestir, de relacionarse, de quererse… Pero los artistas siempre permanecen gracias a su obras y entre ellos, los compositores.

La música nos enriquece y nos persigue, si no la perseguimos nosotros. Es capaz de hacernos llorar y reír en cualquier momento, es capaz de animar la noche que aquél gin-tonic no consiguió animar, es capaz de mantenernos durante horas sentados en un coche, siempre y cuando ella siga sonando. Es capaz de recordarnos momentos pasados, y contarnos historias futuras.


Desde pequeño, siempre me gustó, y nunca consideré abusar de ella. Intenté crearla yo mismo, sin mucho éxito, pero siempre me acompañó. Cada en cada día que vivimos nos encontramos con una melodía nueva, y ritmo, o una letra. Poco a poco nos vamos formando nuestra cultura musical, nos hacemos nuestras listas de canciones para cada momento – o dejamos que Spotify lo haga por nosotros – y es que cada canción tiene su momento al igual que cada momento tiene su canción y diferentes alma se alimentan de géneros musicales distintos.

Una vez aprendí cuan importante es la música y cuanta vida abarca. Por un lado me creí que con compartir los mismos gustos musicales, entender de la misma manera la poesía tras la letra, tener ESA canción, lo hacía todo. Efectivamente, eso no lo es todo, pero también conocí la situación contraria. En ella, lo tuvimos todo, pero la música por falta de acuerdo o sentimiento, dejo de sonar…

CONTINUARÁ ...


(hasta entonces “Play it, Sam”)


Feliz Navidad

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. ...Hasta entonces, Ella busca "esa" canción que dé respuesta a esa falta de acuerdo. Sabiendo muy a su pesar que para ello no hay letra ni banda sonora que valga. Sabiendo que todo está en la mente de cada uno, la cual, a veces, ni sus propios dueños entienden.
    Mientras tanto, "todo lo que necesitamos es alguien en quien apoyarnos" (bis).

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